El 20 de junio homenajeamos el paso a la inmortalidad del Gral. Manuel Belgrano. En los festejos patrióticos solemos relacionar al general Belgrano principalmente con el primer izamiento de una bandera celeste y blanca, acontecimiento ocurrido en Rosario en febrero de 1812.
Las formas de recordar a nuestro prócer son, sin embargo, múltiples y variadas: como miembro de la Primera Junta, como general del Ejército Auxiliar del Perú, como difusor de las ideas ilustradas de la Revolución Francesa, como ciudadano que donó sus premios de guerra para fundar escuelas en el norte argentino.
Su relación con la ciudad de San Miguel de Tucumán marcó a fuego a nuestro pueblo y a la trayectoria del héroe. Inició un sólido lazo con gauchos y chinas en la Batalla del 24 de septiembre de 1812, vinculándose también con Bernabé Aráoz, primer gobernador de nuestra provincia. Posteriormente la guerra lo acercaría nuevamente a San Miguel de Tucumán, esta vez durante varios años.
Entre 1816 y 1820 vivió en la zona sur de la ciudad, donde actualmente se ubica la Casa Belgraniana. Partió muy enfermo a Buenos Aires, donde falleció un 20 de junio de 1820. La deuda con nuestro prócer es enorme, y su huella para la patria aún imborrable.

¡Viva la Patria!

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